No quiero que me regalen mil dólares, quiero un trabajo y poder ganármelos. Quiero seguridad y caminar tranquilo por las calles. No quiero vivir donde me toca, quiero estabilidad para poder construirme mi casa.

No quiero mil dólares, quiero honestidad y que quienes me gobiernan no se enriquezcan a costa del dinero del país.

No quiero mil dólares, quiero que mis ahorros se respeten y se mantengan donde deben estar a mi disposición.

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No quiero regalos, quiero estabilidad económica para poder acceder a un sistema de salud eficiente y educación de calidad. No quiero caridad, quiero que las próximas generaciones no nazcan y mueran endeudadas.

Quiero ir al mercado y que el dinero me alcance. Quiero que la patria progrese y que el desarrollo sea sostenible. Quiero que más y más gente prospere y genere trabajo digno para que los demás puedan salir de la pobreza.

No quiero que me regalen mil dólares, quiero dignidad, que no tiene precio, que no se compra ni se vende, porque no quiero terminar pidiendo limosna en las calles. (O)

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Carlos Gustavo Cortaza Vinueza, abogado, Guayaquil