Hoy se conmemoran 56 años de la mayor rebelión estudiantil en la historia del Ecuador, que marcó un antes y un después en nuestra juventud.

Al caer la tarde del 29 de mayo de 1969, miembros del ejército y de la Policía rodearon la Casona Universitaria de la Universidad de Guayaquil y desalojaron, de manera violenta, a cientos de estudiantes secundarios que se habían tomado sus instalaciones, exigiendo la eliminación de los exámenes de ingreso. Durante el desalojo fueron asesinados unos 30 estudiantes, y 140 más que serían detenidos y torturados por hasta doce días. Todo esto ocurrió en la quinta y última presidencia de José María Velasco Ibarra.

Falta de seguridad en instituciones educativas

Dos años antes me había graduado de bachiller físico matemático en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte de Guayaquil y no pude ingresar a la universidad por cuestiones económicas. Por suerte, comencé a trabajar en construcciones y hasta me decían ingeniero.

Publicidad

Otro hecho violento ocurrió el 6 de noviembre de 1961, en la cuarta presidencia de Velasco Ibarra, cuando estudiantes del Colegio Vicente Rocafuerte fueron asesinados vilmente en las calles de Guayaquil por tropas del Ejército, y que la revista Vistazo publicó su famosa portada con la frase “¡No murieron en vano!”, donde aparece una mujer que representa a la patria, recogiendo en sus brazos a un estudiante vicentino ensangrentado. Fue verdad que no murieron en vano, pues tumbaron un presidente y en mayo de 1969 se abolieron los exámenes de ingreso en las universidades del Ecuador.

204 años del periódico ‘El Patriota de Guayaquil’

Para mí es un privilegio pertenecer a la Confraternidad de Ingenieros Civiles 29 de Mayo de 1969, promoción de 1976, la primera de ingenieros civiles de la Universidad de Guayaquil sin exámenes de ingreso que iniciamos en 1971 y que nos graduamos en la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas en 1976. (O)

Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, Samborondón