Se dice que el objetivo de militarizar las entidades públicas es para controlar la corrupción, sin embargo, no sé hasta qué punto dé resultados esa medida. Recordemos que los militares tienen su función y preparación específica de derribar a su enemigo de guerra. Para su mayor efectividad, los militares que controlen esas instituciones deben estar lo suficientemente preparados y capacitados para vigilar y observar el manejo sistemático, administrativo y técnico de dichas entidades y ahí sí actuar con lo encomendado en caso de detectar irregularidades. Si no gozan de ese profesionalismo, nada impedirá que incluso con su presencia física y armamento se los burle por desconocer su funcionamiento interno. (O)
Édgar Saldaña, Guayaquil