Frente a los desafíos sin precedentes que enfrenta nuestro querido Ecuador, es vital recordar la fortaleza y el propósito de nuestro Estado. Desde tiempos inmemoriales su principal función ha sido proteger los derechos y bienestar de sus ciudadanos, salvaguardando la vida y la propiedad. En los últimos años hemos visto cómo la estructura de nuestro Estado ha sido debilitada, afectada por la falta de voluntad política y una visión de servicio comprometida, lo cual ha traído consigo una ola de violencia, hambre y miseria.
En estos momentos críticos la clave para superar estas adversidades es una fuerte voluntad política. Necesitamos que el Estado cumpla con su deber fundamental y que todas las instituciones trabajen juntas en beneficio de la ciudadanía y la comunidad. Es esencial que logremos una unidad nacional, que permita a todos los ecuatorianos vivir libremente, sin limitaciones ni intervenciones arbitrarias y violentas a sus derechos y dignidad.
Nuestro país siempre se ha caracterizado por su trabajo, esfuerzo, dedicación y valentía. Estas cualidades, aunque limitadas por las circunstancias actuales, son la base sobre la cual podemos construir un futuro mejor. Ecuador necesita, ahora más que nunca, una voluntad política unificada y una fuerte unidad nacional.
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Hacemos un llamado a todas las instituciones, a todos los poderes del Estado y a todos los ciudadanos para unirse en una sola fuerza. Juntos podemos superar los desafíos y avanzar hacia un futuro próspero para nuestra patria. Es el momento de dejar de lado los intereses individuales y las divisiones partidistas. La clase política debe comprender que la única bandera que debe ondear es la de los ecuatorianos. Juntos, con paz y unidad, saldremos adelante. Nuestro país y su gente merecen no menos que eso. ¡Vamos Ecuador! (O)
Eliana Génesis Mejía Reasco, abogada, Guayaquil