Las medidas contra el desempleo siempre deben incentivar al sector privado en todos sus tamaños, ya que ellos son el motor de la economía y la cadena de abastecimiento a nuestras necesidades cotidianas; ahora más que nunca desde la seguridad a la ciudadanía y la seguridad jurídica que tanta falta hace, que siguen sin desengranar la corrupción rampante en la mayoría de los concursos públicos, o el gobernante dejando unas reglas “a la carta”.
Ahora, las medidas para ser estudiadas y analizadas, por esta ocasión, requerirán de un comité público-privado cuya alianza no es más ni menos que los representantes de cámaras empresariales, tal como lo fue años atrás para la vacunación contra el COVID-19 y ahora que están tratando el tema eléctrico con mucho ojo. Los únicos no invitados a este análisis son los gremios que inciten a bloquear vías y atenten contra los que buscan ganarse la vida de forma honrada; ni los sindicatos que dicen “velar” por los trabajadores con el cuento chino de “precarización” o “privatización”, cuando en realidad ellos no quieren cambio alguno a nuestro Código de Trabajo que data de 1938 –con el que se rasgan las vestiduras estos supuestos sindicatos– y es inflexible para estos tiempos modernos.
Por último, usar la comunicación audiovisual en todo su esplendor y no estancarse como ya les pasó a los dos últimos gobiernos a la nula promoción del arbitraje internacional, ya que siempre en política los que son “oposición” tomarán las consignas obsoletas de supuestos gremios y sindicatos; y eso en un gobierno que no insiste lo suficiente en comunicar medidas laborales beneficiosas, la “oposición” será quien lleve la delantera y el pueblo ecuatoriano que tanto mencionan, se terminan comiendo la misma vieja narrativa. (O)
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Iván Enríquez F., Guayaquil