En el cantón Macará, fronterizo con el Perú, en la provincia de Loja, es impostergable que se le devuelva la categoría de hospital binacional a la casa de salud pública del sector. Al momento es básico y es poco lo que puede hacer. La falta de infraestructura y especialidades empujan a los enfermos renales a viajar a la ciudad de Loja; las mujeres van a Catacocha a dar a luz. No hay médicos especialistas.
En 2005 fue elevado a la categoría de Hospital Binacional Dr. Leonidas Arsenio Celi Rodríguez hasta que, en 2012, en el régimen del entonces presidente Rafael Correa, fue cambiado a categoría de básico y se eliminó hasta el nombre del prestante galeno macareño que, luego, en 2022, por gestiones del burgomaestre, Alfredo Suquilanda, le fue devuelta la denominación, pero siguió como básico.
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Ahora es necesario que se retome la categoría hospital binacional y razones sobran para aquello, por ejemplo, durante la pandemia del coronavirus, que brotó en marzo de 2020, hubo varias víctimas fatales, en total 56, por falta de atención médica.
Es que ni siquiera había oxígeno y de allí que como alcalde doté de varios tanques a los afectados, tampoco se pudo implementar una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) porque la categoría de básico lo impedía, por tanto, varios macareños perecieron víctimas del COVID-19; no se contó con una ambulancia, entre otras deficiencias.
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La situación se complica. Ahora, Macará es uno de los cantones de la provincia de Loja mayormente afectado por el dengue, así como la salud mental de sus pobladores afronta inconvenientes, dado el consumo de drogas por el microtráfico existente, así como por el alcoholismo que se torna incontrolable.
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En este contexto, es necesario retomar la denominación hospital binacional de Macará, en cumplimiento del acuerdo de paz, suscrito entre Ecuador y Perú, en octubre de 1998, donde hubo mutuos compromisos de los dos países.
Es que esa casa de salud pública, con una infraestructura precaria, reconstruida en 2004, atiende no solo a los habitantes macareños, sino también a los ciudadanos de la parte norte del Perú, así como a aquellos de los cantones lojanos Zapotillo, Sozoranga, Pindal, Celica y Puyango.
Además del arreglo de la deficiente infraestructura también se requiere un equipo de hemodiálisis, en razón del alto índice de afectados con enfermedades renales que deben viajar a la ciudad de Loja tres veces a la semana en busca de tratamiento. Muchos han fallecido. No se cuenta con especialidades de psiquiatría, oncología, radiología, cardiología, epidemiología, pediatría, farmacología, urología y ginecología. Es necesario que haya reconstrucción y ampliación del hospital, más médicos y equipos.
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Es importante recordar que el Hospital Civil de Macará fue construido en 1951, en el gobierno del presidente Galo Plaza Lasso, reconstruido en parte en el 2004, con dinero del pueblo italiano, gracias a las gestiones del embajador Patricio Zuquilanda Duque, entonces canciller de la República y mejorado el sector de la consulta externa y equipado en parte por el Proyecto Prosalud de la Universidad Nacional de Loja en 2022, en convenio con la Municipalidad, durante el rectorado del Dr. Nicolay Aguirre, a quienes Macará les debe el agradecimiento más sentido.
Desde ya esperamos la bondadosa y patriótica colaboración del presidente Daniel Noboa, considerando que la salud es un derecho constitucional y que según el ar. 249 de la Constitución, los pueblos de frontera, especialmente los del sur, merecen atención preferencial. (O)
Alfredo Suquilanda Valdivieso, doctor en Jurisprudencia, Quito