Tengo 80 años, teóricamente debí haber escuchado el plan de gobierno de los candidatos y haber visto la ejecución de sus ofertas de 20 presidentes de la República, pero en realidad son cerca de una treintena, desde Arroyo del Río, hasta Daniel Noboa.
Durante este largo periodo nunca escuché a los candidatos expresar su plan de gobierno en un segundo, siempre fueron largos y fofos. Tampoco nunca vi cumplimiento de sus ofertas, pero sí vi los bolsillos llenos del mandado, tendencia diabólica que fue creciendo con el tiempo. Tratando de olvidar el pasado, fijé mi esperanza de cambio en las elecciones del 2025 y confié en la nueva generación de políticos. ¡Otra decepción para este ingenuo!
Tanto en la campaña electoral, como en el mal llamado debate, mis desgastados oídos tampoco escucharon el icónico plan de gobierno en un segundo. Después de cuatro cansinas horas del debate, sentí lo mismo de siempre, promesas mentirosas, los 16 candidatos ofrecieron lo que nunca podrán realizar, lejos están estos de cumplir sus delirantes ofertas, viven en otro mundo. Alucinados por la droga de la ambición, utilizando la conocida demagogia nos hacen viajar en tren bala, nos dicen que tendremos energía de plantas nucleares, que nuestros hijos tendrán desayuno, almuerzo y merienda, útiles escolares y uniformes gratis, menos educación y capacitación, ofrecen bajar el IVA al 8 % y otros adobes más, todo esto sin hacer ningún esfuerzo, porque la plata está bajo la tierra, en la vereda de enfrente.
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Los planes son muchos, todos delirantes, llenos de espejismo, donde dibujan a un Ecuador primer mundista cargado de plata e hinchado de bienestar. Creo que la realidad es que estos enviados que simulan querer salvar a la patria, en verdad lo que quieren es cumplir con su plan: no quiero nada para mí patria, lo quiero todo para mí. (O)
Marco A. Zurita Ríos, Quito