Las instituciones de educación superior desde sus inicios han sido las catalizadoras de los cambios sociales, políticos y económicos de las sociedades; ahora, con respecto al cambio climático, no serán la excepción. Su papel será importante, incluso determinante, para impulsar acciones para mitigar el cambio climático; más allá de los programas académicos o el desarrollo de cursos específicos, será vital desarrollar infraestructuras amigables con el ambiente, que aprovechen las energías alternativas, entre otras prácticas, para que generen un entorno que acostumbre a los miembros de su comunidad (estudiantes, docentes, personal administrativo y de servicios, y directivos) a desarrollar sus actividades cotidianas bajo esos parámetros, y ellos a su vez trasladen eso a sus hogares u otros ambientes, generando un efecto multiplicador importante.
Corte Internacional de Justicia y el cambio climático
Hay algunas instituciones que llevan a cabo variadas acciones, como la colocación de paneles solares, obtención de la certificación de carbono neutro, entre otras, como un aporte decisivo a los esfuerzos para mitigar el cambio climático.
Cada grupo de interés dentro de las instituciones de educación superior debe trabajar coordinadamente para crear conciencia y desarrollar acciones para enfrentar el cambio climático; la generación de un “entorno verde” no necesariamente está ligado con más naturaleza en los campus (que por supuesto es importante), sino también todas las acciones que se realicen para mejorar nuestra relación con la naturaleza (preservación y su conservación). Por ello, incorporar conceptos que sean transversales en las distintas materias de los pensum académicos donde observen la relación del cambio climático con la economía, la psicología, las artes, las finanzas, entre otras, y no se asuma como algo aislado sino que tiene su impacto en cada una de las diferentes áreas, será una base importante para crear la conciencia necesaria en cada persona y/o grupo, que debe venir acompañado de más esfuerzos y recursos para lograrlo.
Publicidad
El momento es ahora, sabemos que el ambiente y la naturaleza se están degradando cada vez más a un ritmo acelerado, las acciones que tomemos ahora serán la base para lo que nos depara como futuro. Aún estamos a tiempo, pero no pensemos que nos sobra el tiempo. (O)
Jorge Calderón Salazar, analista económico, Guayaquil