El derecho a ser inteligente es el título del libro de Luis Alberto Machado en el que narra con lujos de detalles que todos somos inteligentes, nadie nace genio, todos se hacen; que la inteligencia no es privilegio de nadie, ni de castas, ni de herencia, ni color, ni lugar, si pudiéramos estudiar el cerebro de Einstein y lo comparamos con el de cualquier otro ser humano tendría las mismas características en condiciones normales.
Este pequeño órgano llamado cerebro, donde se anida la inteligencia, mide unos 15 cm de oreja a oreja, pesa un poco más de 1 kilo y es considerado la computadora más sofisticada del mundo con más de mil millones de neuronas interconectadas unas con otras. Este órgano es tan extraordinario como para que caigamos en cuenta de su inmenso valor, Dios lo ubicó en la parte más alta del cuerpo humano, acompañado por una extraordinaria red de radares: ojos, oídos, nariz, boca y el tacto, además más abajo nos dejó un corazón como un reloj que palpita 70 veces por minuto para que sintamos la magia de estos milagros.
(...) hay que educarlo, descubrirlo, explotarlo, porque en este está el secreto de la felicidad...
Es aquí en este cerebro donde reside toda nuestra razón de ser, en este se plasman todas nuestras aspiraciones, penas, alegrías, desgracias, felicidad, fracasos y triunfos.
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Nuestro cerebro es la perla más preciosa, nuestro material más preciado, pero hay que pulirlo y llenarlo de conocimientos, si no, no sirve, hay que educarlo, descubrirlo, explotarlo, porque en este está el secreto de la felicidad, el poder para mover el mundo se encuentra dentro de tu mente subconsciente.
Recuerdo un proverbio que dice: “aquel que no sabe, y no sabe que no sabe es un idiota. Evítalo. Aquel que no sabe, y sabe que no sabe es un ignorante. Enséñale. Aquel que sabe y no sabe que sabe está dormido. Despiértalo. Aquel que sabe y sabe que sabe es sabio de verdad. Síguelo”. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro