Los hinchas del Barcelona deben haber sentido una candente frustración en sus pechos la noche del pasado sábado, 24 de febrero, no solamente los que de manera fiel asistieron al estadio Olímpico Atahualpa, sino todos los que pudieron sintonizar por radio o televisión atestiguando la pálida presentación de un equipo que, si bien es cierto acumula una rica historia de logros a nivel nacional, no es menos ciertos que todavía no tiene títulos que lo reconozcan a nivel internacional.
La Noche Amarilla tuvo mucho espectáculo en la presentación de su plantilla, pero poca demostración de fútbol sobre la gramilla. Tanto es así que un equipo merecedor del respeto por su historia y sin olvidar que milita en la segunda categoría del fútbol ecuatoriano, como es el caso del Deportivo Quito, lo venció con buen fútbol, tenacidad y pundonor.
Mientras los intereses particulares prevalezcan (...), Barcelona seguirá con sus noches pálidas...
Las finales de la Libertadores disputadas por Barcelona en 1990 y 1998 catapultaron la idolatría del club, que había venido cimentando su fama en jornadas de gloria en el torneo doméstico. El éxito grandioso provocó una ansiedad por dirigir los destinos de la institución torera, y así se fueron turnando muchos que no dieron con la talla y dejaron saldos negativos en sus administraciones.
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El ‘obsequio’ del Municipio al estadio de Barcelona
Los políticos también hollaron con sus pezuñas enlodadas la historia prístina del club, porque estar con Barcelona o dentro de Barcelona les aseguraba los votos de la hinchada apasionada. Antes fue el PSC que ostenta aún una presidencia vitalicia, y ahora otro partido se empecina en torcer las normas y presenta esta pésima broma para la fanaticada.
Mientras los intereses particulares prevalezcan sobre los intereses institucionales y populares, Barcelona seguirá con sus noches pálidas y Liga de Quito e Independiente del Valle seguirán sacando la cara por el fútbol ecuatoriano en torneos internacionales. (O)
Enrique Álvarez Jara, periodista, Guayaquil