La ceniza volcánica es un material de construcción desde la época del Imperio romano. Abunda en el Ecuador por las erupciones de volcanes como el Chalupas, cuya megaerupción de hace miles de años produjo un grueso depósito de material volcánico en la zona de Latacunga, donde se extrae piedra pómez y ceniza con fines industriales. Los romanos la llamaron puzolana porque la extraían de Pozzuoli, cerca al Vesubio.
Aunque la ceniza es inerte, al amasarse con cal, fragua y endurece no tan fuerte como el cemento. La cal se obtiene por calcinación y molienda de piedra caliza como la de cerro Blanco. Si la misma piedra caliza se calcina con arcillas y otros materiales menores a mayor temperatura, se produce el clinker, que molido con un poco de yeso produce cemento portland. Si en la molienda se adiciona ceniza volcánica se obtiene cemento puzolánico. Dado que en el Ecuador la ceniza casi no tiene precio, los cementos con puzolanas son económicos y por eso la industria cementera no fabrica cementos portland puros. Sin embargo, un incremento del 20 % al 40 % de puzolanas puede hacer caer a la mitad la resistencia del cemento, y si la adición excede el 50 % propiamente no es cemento. Los cementos más usados son el tipo GU (de uso general) en sacos, que se consigue en todas partes, y el tipo HE (de altas resistencias) que lo usan a granel solo las plantas de concreto. El problema es que el tipo HE a pesar de ser mejor cemento no se produce en sacos, excepto bajo pedido y al por mayor, tiene las ventajas que resiste el doble que el tipo GU, reduce el transporte, el consumo de agua, la basura por sacos rotos, los tiempos de curado, etc. Considero que ambos cementos deberían estar disponibles en sacos para que los medianos constructores puedan preparar sus concretos con seguridad. (O)
Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón