No importa si el honor y la dignidad se manchan, si se trata de conseguir algo pasando por encima de la condición humana del otro, cayendo en la tentación de ambicionar algo que pueda opacar sus dones, caer al abismo de su ego y perseverar por volver al poder.
Es el caso del actual mandatario, quien busca la candidatura para los comicios del 2025 y que requiere una licencia para dedicarse a su campaña, tiempo en el cual él no ejercería sus funciones, sino la vicepresidenta.
A pesar de que la Constitución no ofrece otras alternativas, él anda buscando maneras de evitar que su binomio, elegido por voto popular, lo reemplace. Es intolerable e inaudito el proceder del presidente al haber empezado ya a hacer campaña en redes sociales y además abusar del poder al encajar en la señora Abad una figura de embajadora, nunca visto en la historia de nuestro país. (O)
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Luis Mario Contreras, Quito