En la ciudad podemos observar viviendas en total abandono, es decir, que por alguna razón alguna vez no volvieron a ser ocupadas por nadie constituyendo un riesgo a la seguridad de la vecindad, pues ni siquiera tienen alumbrado, por estar en la penumbra sirven de guaridas a la delincuencia, a irresponsables que depositen desechos convirtiéndose en criaderos de ratas, mosquitos, atentando a la salud de la vecindad.
La Municipalidad de Guayaquil debe tomar interés y dar un plazo a los dueños de casas abandonadas para cumplir con la ordenanza de alumbrar –por lo menos– las fachadas y patios interiores; además la policía debe estar atenta en sus rondas por dichos sectores. (O)
Alfredo Minervini Faillace, jubilado, Guayaquil