La fundación de Guayaquil, oficialmente conocida como “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de Guayaquil”, se celebró el 25 de julio, pero su historia es compleja y no se centra en una sola fecha.

Se reconocen varios intentos de fundación, siendo la definitiva establecida por Francisco de Orellana en 1538 cerca del Cerro Verde, a orillas del río Guayas.

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Sin embargo, la ciudad experimentó traslados y enfrentó desafíos como incendios y ataques piratas, lo que complicó la determinación de una fecha precisa de fundación. Finalmente, se adoptó el 25 de julio, fecha de la festividad de Santiago, patrón de la ciudad, y el año 1535 como referencia, aunque no se cuenta con documentos que lo confirmen.

Guayaquil, historia y fundación

El proceso de fundación en resumen consiste en lo siguiente. Sebastián de Benalcázar intentó fundar la ciudad en 1535, pero fue destruida por los huancavilcas. La ciudad se trasladó varias veces antes de establecerse definitivamente en el cerro Santa Ana en 1547. Francisco de Orellana, en 1538, es reconocido como el fundador definitivo al establecer la ciudad en el Cerro Verde. Se celebra el 25 de julio, día de Santiago, debido a la falta de claridad sobre la fecha exacta de fundación, sumado a la pérdida de documentos históricos.

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En resumen, la fundación de Guayaquil es un proceso que involucró varios intentos, traslados y desafíos, culminando en su establecimiento definitivo en 1547 con el nombre de “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de Guayaquil”.

La fundación de Guayaquil fue un proceso de conquista española, en la actual región Litoral de Ecuador, con lo cual, después de varios traslados y conflictos con pobladores nativos de culturas precolombinas, quedó definitivamente fundada la ciudad de Santiago de Guayaquil.

Sobre ‘La juliana’

Tuve el honor de estudiar parte de mi educación secundaria en el Colegio Nacional Experimental Eloy Alfaro en la ciudad de Guayaquil, por eso llevo en mi corazón la bondad y la calidad humana de sus habitantes, allí aprendí mucho de lo que conozco, maestros guayaquileños formaron mi personalidad con responsabilidad y honestidad.

Por esta razón es mi obligación moral rendir homenaje a la Perla del Pacífico, bastión inexpugnable de la gallardía y altivez de nuestra patria, expresando mi mejor deseo por su desarrollo y progreso para bien del Ecuador, entonando con orgullo y patriotismo el himno de Guayaquil que nos dejaron José Joaquín de Olmedo y Ana Villamil Icaza. (O)

Alfredo Suquilanda Valdivieso, doctor en Jurisprudencia, Quito