Mucha literatura nombra a la enfermedad del alma (“un conflicto o discordancia entre las partes racionales y las irracionales del alma”), es difícil desarraigarla cuando ya está en la persona.

Traigo a colación la adicción a las drogas y bebidas alcohólicas también es enfermedad difícil de dejar, duele el alma y se presenta por distintos motivos: sociales, psicológicos, culturales, familiares. Sociales, porque en la sociedad se ‘inculca’ el consumo de drogas y alcohol en reuniones..., adultos fuman y beben delante de niños; fabrican dulces para niños en forma de cigarrillos, pastillas...; políticos crean tablas de consumo de drogas. Culturales, porque en los colegios, casas, no se educa lo suficiente y los jóvenes no conocen los riesgos. Familiares, por motivos de abandono, padres adictos, malas compañías ...; jóvenes en soledad, depresión, abusos...

Consejo para las familias es que presten atención a sus hijos, parientes, si ven indicios de depresión..., sálvelos a tiempo. Cuando ya están en ese mundo, muchos parientes piensan ayudarlos, pero si los enfermos no quieren cambiar no lo harán. Existen ciertos lugares de ‘rehabilitación’ que no son adecuados para recuperación, por los maltratos, incluso abusos sexuales. Pero tengo que indicar que existen unos cuantos centros, clínicas, unidades contados con los dedos de la mano, con especialistas certificados para atender a las personas que tienen adicciones, que no se interesan por el dinero sino que ven por la inserción a la sociedad de los enfermos del alcohol, el abuso de pastillas, estupefacientes, drogas; que aconsejan a los pacientes cómo protegerse después de su recuperación. El Gobierno debe analizar cada institución, comprobar que son profesionales; apoyar la rehabilitación de niños, jóvenes, adultos; trabajar con las familias y sacarlos adelante. (O)

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Joaquim Barragán Rovira, docente de Lengua y Literatura, Guayaquil