He vivido y hasta sobrevivido gracias a las atenciones de una madre rusa que la siento como si fuera una mamá; radica en Guayaquil. Ella, igual que propia madre, cuida con prolijidad.

Gracias a una buena dieta y con consejos, ayuda, que he recibido, he logrado evitar complicaciones gastrointestinales. Debo expresar que la gastronomía rusa es diversa y nutritiva, sopas, ensaladas, etc. Es un placer y una suerte tener ángeles, doña Elena, dirige una gran familia a la que quiero mucho; se han radicado en Salinas. Dirige un emprendimiento de cafetería, bueno; ofrece a salinenses y foráneos, fina atención y surtidos platillos que nos permiten conocer más sobre la historia y el arte culinario de Rusia. En esa comunidad soviético-ecuatoriana se derrocha afectividad, cultura, respeto, solidaridad. (O)

Eduardo Jiménez Macías, Salinas, Santa Elena