Con sorpresa he leído un artículo publicado por este Diario bajo el título ‘Si hay apropiación ciudadana es viable el retiro de las rejas’. Opino que no puede hablarse de apropiación ciudadana en las circunstancias actuales: la inseguridad campea y el temor ciudadano crece día a día. ¿Qué padre de familia va a salir al Malecón Simón Bolívar de Guayaquil con su esposa y sus hijos menores a ‘apropiarse’ del Malecón? Ninguno en sus plenos cabales va a arriesgar el bienestar de su familia para adueñarse del Malecón. La seguridad es responsabilidad de las autoridades.

Cuatro de cada diez guayaquileños votaron por descontentos o no; votaron por un cambio de representante de la autoridad, que siempre será del pueblo. No se votó por el retiro de las rejas del Malecón; el pueblo no está de acuerdo con esta idea. El Malecón, Las Peñas, La Perla, el Palacio de Cristal son patrimonio y orgullo de nuestra ciudad; son atractivos turísticos para propios y extraños, y a eso ha contribuido, además que al ornato, a la seguridad que brindan la administración y el cerramiento del lugar; y quitarlo será dejar la puerta abierta a la presencia de malhechores, indigentes, vendedores ambulantes y cualquier persona con ideas diferentes a las de divertirse y pasar un rato tranquilo con la familia. Desmontar el cerramiento traería como consecuencia funesta la no presencia del pueblo, lo que significaría la caída del turismo. Los locales entrarían en quiebra forzosa. Sería un efecto contrario a lo que se pretende; representaría un retroceso de 30 años. Si se piensa que es una idea buena, es solo un criterio y no el del pueblo de Guayaquil, orgulloso de su Malecón tal como está; y debe someter su idea al criterio del pueblo, quien es el verdadero dueño de las áreas mencionadas. El pueblo es quien tiene la verdadera autoridad en la materia. (O)

Jaime Rendón Morla, arquitecto, Guayaquil

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