La voz de “embarca la lancha” se escuchó en el portalón de la casa de la familia Noboa, pues el Señor dispuso que el doctor Gustavo Noboa Bejarano, luego de cumplir a cabalidad su cometido como esposo, padre, abuelo, hombre de bien, ciudadano ilustre, debía navegar su postrera singladura. Zarpó proa avante con viento largo hacia la eternidad.

Ya se habrá encontrado con el Señor, y con sus familiares, amigos cercanos, camaradas de siempre de la Fuerza Naval, sus compañeros en el servicio a los demás, que lo precedieron en el viaje hacia lo infinito. Sus reconocidas cualidades y virtudes son garantía de que con ellos mantendrá constante vigilancia sobre su querida familia que quedó en la tierra, para que permanezca navegando con rumbo cierto al norte verdadero. Alrededor del expresidente, maestro, formador de juventudes, doctor don Gustavo Noboa, nuestra familia tuvo el privilegio de contarlo como amigo de siempre y para siempre; luego de entornar el portalón del buque de los recuerdos, nos congregamos acongojados, reverentes, dejando una plegaria, rogando con emoción respetuosa al Todopoderoso que dé paz a su descanso eterno y resignación a su apreciada familia. A todo señor, todo honor. (O)

Belisario Pinto Tapia, contralmirante, Guayaquil