Pasaje, segundo cantón de la provincia de El Oro, tiene 90.000 habitantes, pasa de los 1.100 contagiados de COVID-19 y no tiene servicio de agua potable desde hace dos meses. La tubería de agua potable colapsó.

El puente de 70 metros que llevaba la tubería de agua potable al cantón no lo han hecho. Dicho puente lo construyen casi a año seguido, no hay un ente regulador que exija un buen diseño para que dure por lo menos quince años como dijeron en el 2018 autoridades responsables de este servicio. Nos vienen diciendo “ya mismo se arregla el problema”.

Existen familias que consumen agua contaminada que sacan de un pozo de menos de 10 metros de profundidad. Hay enfermedades diarreicas.

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El cantón cuenta con diferentes ríos, sin embargo no tiene agua pura para beber; los vehículos tanqueros abastecen del líquido vital a cuentagotas.

El agua es indispensable para la supervivencia. Según estudios, una persona consume ciento cincuenta litros diarios de agua para poder realizar todas las necesidades y actividades. En la pandemia de coronavirus en la bioseguridad, el lavado de las manos con agua y jabón nos quedó como un mito.

Pido ayuda al Gobierno nacional -que fenecerá en alrededor de dos semanas- y al presidente electo, Guillermo Lasso, porque nadie manifiesta nada para ayudar a Pasaje, abandonado. Estamos en rojo en la pandemia.

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Lamentablemente no existe suficiente capacidad técnica para encontrar una solución a las obras del agua potable, al tramo que conduce el líquido desde la planta de agua potable al cantón, que es de material de asbesto y cemento y ya cumplió su vida útil.

La situación de Pasaje es delicada. El próximo Gobierno ojalá nos ayude directamente. (O)

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Vicente Álex Zea León, ingeniero agrónomo, Pasaje, El Oro