En abril (25) celebramos el Día Internacional de la Prevención del Maltrato Infantil. Gobiernos, por ejemplo el de Chile, dicen que nos invitan a que “todos aportemos al desarrollo de una niñez saludable y segura”. Pero el abandono y la negligencia en dicho cuidado son formas de maltrato. La pandemia de COVID–19 sigue en pleno curso y las aulas son el principal foco de contagio, legando secuelas acumulativas crónicas y mermando la sobrevida saludable de nuestros niños mediante diversas afectaciones: daño genético prooncogénico, disfunción inmune, degeneración neurológica, coágulos, disbiosis y senescencia celular multisistémica, etc.

La vacunación solo provee una protección parcial y significativamente menos efectiva ante variantes. Seguimos con una reactivación educativa violentadora de la infancia, por cuanto los ministerios de Salud y Educación continúan sin normar en la mesa de medidas preventivas no farmacológicas, en la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica. Seguimos con aulas mal ventiladas, sin aire filtrado, niños hacinados, sin protección respiratoria, con carencia de testeo, aislamientos insuficientes y enfermedades respiratorias. Sin medidas de cuidado estamos construyendo una cultura de violencia hacia la infancia. Solo queda a los padres que podamos proteger a nuestros hijos para desarrollar su niñez saludable y segura en donde no nos lo impidan. (O)

Luis León Cárdenas Graide, ingeniero civil en Computación, Santiago de Chile