Lo que dice el título de esta carta considero que el Gobierno lo sabe, pero también lo calla por diversas causas, entiendo que entre las principales se encuentran el tiempo y recursos.
Me refiero a la seguridad integral, definida de forma simple como la inclusión de todas las amenazas y riesgos que se deriven de la comunidad internacional, de la relación social, de las acciones de personas y grupos particulares y hasta de la naturaleza.
Pero ¿por qué tiempo y recursos?
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Tiempo, porque alcanzarla no es tarea fácil para un gobierno que en nuestro caso dura 4 años y sin políticas de Estado se convierte en una tarea utópica de fácil discurso y difícil cumplimiento.
Recursos, porque garantizarla requiere de una gran inversión en varias aristas y lamentablemente las acciones populistas casi siempre limitan las intenciones y la mayoría de las ocasiones hasta lo impiden.
Expertos en seguridad, asesores, militares, políticos, sacerdotes, ciudadanos comunes y hasta estrategas extranjeros emiten en sendas entrevistas, serios debates, espacios de opinión y redes sociales, evaluaciones de la situación actual del Ecuador sin propuestas ni soluciones.
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El liderazgo durante una crisis
Todos saben, pero no lo dicen, que para alcanzar la seguridad integral no solo es necesario contar con una fuerza pública (FF. AA. y PP. NN.), bien equipada y entrenada, que se ampare en decretos y estados de excepción; esto es una parte del rompecabezas llamado “seguridad integral”.
Los resultados son mediocres y el balance es mejor percibirlo en cifras macro que sectorizado por cantones y provincias, porque en algunos caso el índice de inseguridad ha subido y a pesar de los esfuerzos e inversión los resultados no solo se alejan de lo planteado sino que se difuminan en un intento infructuoso de un estado incapaz.
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La inteligencia de nuestros políticos
Cuándo vamos a entender que se necesita de parques, alumbrado público, teatro, escuelas, colegios, trabajo, complejos deportivos, hospitales, en resumen, inversión social que sumada a la fuerza pública logrará en mediano plazo alcanzar la seguridad integral o al menos mejorarla.
Mientras tanto seguiremos como pueblo manso y sufrido, fijando nuestras esperanzas en soluciones parciales que desdibujan la razón e incrementan la ilusión por ver a nuestro Ecuador como la añorada isla de paz de un pasado que como van las cosas será difícil alcanzar. (O)
Martín E. Gallardo, MAYO. - I. Msc., Quito