Un nuevo virus ha surgido en el firmamento microscópico del medio. Se desconoce si es de origen natural o es creado por la exorbitante codicia humana. Con sorprendente rapidez se contagia entre los propensos.

La violencia no define al Ecuador

La semiología clínica sorprende por los síntomas que están presentando los infectados, que van desde la pérdida de peso, gastritis e hipertensión hasta ansiedad, depresión y trastornos psicóticos acompañados de pesadillas y alucinaciones. Otro síntoma que afecta a las víctimas de este virus es el crecimiento de la codicia hasta niveles extremos, siendo devorados por un deseo incontrolable de saquear toda suerte de bienes materiales ajenos. Nunca admiten haber hurtado ni quieren devolver lo mal habido, lo que exacerba el desconcierto entre los investigadores. Deambulan por doquier como zombis entontecidos por la avaricia.

Se cuentan por miles los infectados por este nocivo virus, que afecta principalmente al cerebro, con diferentes intensidades, pues los lleva a expoliar desde las escuálidas billeteras de los peatones hasta millonarias sumas de dinero, pasando por toda la gama de posibilidades intermedias. Son capaces de robar en cualquier lugar, apoderándose de toda clase de objetos, para lo cual usan armas blancas y de otros colores, con tal de someter a sus víctimas.

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Política criminal

Como una debacle moral y una catástrofe espiritual describen los sabios el cuadro clínico de este mal que está contaminando al país entero. Este agresivo virus rápidamente puede convertirse en una incontrolable pandemia. (O)

Gustavo Vela Ycaza, Quito