Vivimos en una época donde culpar al gobierno, al mercado o a la sociedad se ha vuelto el refugio de muchos que no logran avanzar, pero la verdad es que el único responsable de no estar donde uno quiere estar es uno mismo. Las excusas abundan, el mérito escasea, y mientras unos se quejan del sistema, otros lo entienden, se adaptan y prosperan.

El buen profesional tiene trabajo en cualquier circunstancia, con crisis o sin crisis, porque su valor no depende del contexto exterior sino de su capacidad, su constancia y paciencia.

El momento en que las personas decidan dejar de buscar excusas y trabajar en ellos para poder aportar valor, las cosas cambiarán. (O)

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Gabriel Paredes, Quito