En Ecuador se habla de polarización entre izquierda y derecha, pero, como señaló el filósofo Gustavo Bueno, en las democracias actuales la derecha ha desaparecido: lo que existe son diferentes izquierdas. Nuestro país no está dividido entre polos opuestos, sino entre una izquierda moderada, que aún busca sostener las instituciones, y una izquierda extrema, que conduce a la tiranía, como la que hoy padecen los venezolanos.

Diálogo nacional, sí

Ecuador, como sociedad, es de izquierdas: defiende beneficios sociales, educación pública, salud universal y seguridad social. Y tiene derecho a exigirlos, porque se financian con los impuestos de los ciudadanos. No se entiende que una familia deba vender sus bienes para costear una cirugía sencilla, como una apendicectomía, cuando el sistema público debería cubrir plenamente ese servicio. El reclamo no es ilegítimo: es justicia social.

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El problema aparece cuando la izquierda extrema se impone sobre la moderada, sacrificando libertades y valores fundamentales. Eso ocurre cuando se normaliza que, en nombre de derechos, se vulneren principios superiores como la defensa de la vida.

Irrespeto a los derechos humanos de la población

La constituyente es, pues, una oportunidad. Pero no para seguir dividiendo al país en falsos bandos ideológicos, sino para reconocer que lo que necesitamos no es más mitología política, sino un Estado que funcione, que garantice servicios básicos, respete la vida y oriente sus leyes hacia el bien común. (O)

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Galo Guillermo Farfán Cano, médico y máster en VIH, Guayaquil