El imperio de la ley implica que la disciplina y equidad deben impartirse desde los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con la ayuda del poder de las fuerzas del orden público, con las bases en la paz y el respeto al derecho ajeno, sin importar los títulos o disposiciones de mando dentro de todas las esferas, ya sea en la vida civil, militar, policial e institucional, etc. Sin embargo, resulta que esto es solo retórico, ya que estamos acostumbrados a escuchar y también repetir que “las leyes se hacen y se deshacen”, o “el que tiene padrino se bautiza”. Con estos criterios vacíos, en incontables ocasiones, utilizando la frase mágica: “por esta única vez”, se han cambiado leyes para favorecer o desfavorecer.

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Por ejemplo, la condonación de intereses, recargos y multas a ciertos grupos de deudores al Estado, cuando lo procedente era cobrar sin aplicar coactivas, solo bajo la presión del imperio de la ley. Dura Lex, sed lex. (la ley es dura, pero es la ley).

Si no empleamos este recurso como piedra angular del desarrollo, caemos, como hemos caído en los déficit.

Además como una condición inalienable, cada gobierno de turno cambia el sentido orgánico de la administración pública, consecuentemente la dirección de la instituciones, sin tomarse el tiempo de revisar y estimar qué hizo de bueno el anterior que pueda servir como un peldaño para el desarrollo o progreso del país, o en qué erró para no repetir los fracasos, pero no. La acción política es borra y va de nuevo, lo cual irremediablemente por muy buenas que sean la intenciones de querer hacer bien las cosas, caen en los cantos alusivos a la ilusión que nos conduce a la dubitación haciendo que el ciudadano se pregunte: ¿por qué carecemos de políticas de Estado?

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El 21 de abril sería la consulta popular y referéndum del presidente Daniel Noboa, según calendario del CNE

Las políticas de Estado son las que afianzan la gobernabilidad, el respeto de las naciones, el bienestar general. Si no empleamos este recurso como piedra angular del desarrollo, caemos, como hemos caído en los déficit. (O)

César Antonio Jijón Sánchez, técnico de mantenimiento, Daule