La eliminación del subsidio al diésel no constituye creación de riqueza, no incrementa el PIB. Es justo retirar un beneficio que un alto porcentaje de ciudadanos no lo requiere y que su utilización causa perjuicios al Estado. El ahorro que produce la medida, en parte, servirá para compensar el gasto adicional que afectará a los dueños de la transportación pesada, tan importante; transportación a la que el país solo le da el aire de las llantas, el pesado automotor y sus repuestos hay que adquirirlos fuera del país.

La eliminación del subsidio al diésel: los verdaderos ganadores

Entre los automotores que recibirán la compensación está un gran grupo de transportistas de productos agrícolas que se producen en la vasta región interandina, los que consumimos en toda la república. Este último costo compensatorio, de alto valor y que afecta económicamente, se podría aliviar, si rehabilitamos el sistema ferroviario, que convertiría al productor agrícola en propietario de un sistema de transporte que lo estimularía grandemente, pues vería mejorar sus precios, ya que no es lo mismo vender la producción a un intermediario o a un dueño de camión, que direccionar su mercadería a los mercados de consumo en un transporte como sería el ferrocarril. Un productor, por lo general, necesita un transporte propio como lo hacen los grandes centros comerciales de abastos que se conoce son productores agrícolas y son también dueños de transportes propios. Con los beneficios ferroviarios el productor manejaría en forma magnífica su producción. En el Gobierno de Daniel se encuentra reactivada la rehabilitación del sistema ferroviario, por la prensa en general estamos enterados de la activación de tramos ferroviarios de suma importancia turística, la gente de los alrededores muestra su regocijo y hemos también recibido la buena noticia de que los tramos rehabilitados han producido ganancias. El Ecuador está cambiando. (O)

Rafael Mendoza Avilés, abogado, Guayaquil