Es común escuchar: “Se debe tener mano dura con los hijos, para que se formen bien”. “Si no haces lo que te digo, ya verás la paliza que te espera”. “Te voy a dar una buena razón para llorar”. Y eso por mencionar algunas palabras de las más leves, ya que padres utilizaban palabras más fuertes e incluso insultos.

Se ha normalizado el maltrato en la crianza y educación. Pero esta situación da conductas violentas, inadecuadas. Un niño bajo ninguna circunstancia debe ser insultado, golpeado o denigrado; ellos, los vulnerables, dependen de nosotros adultos para la formación de su personalidad, criterio y merecen una crianza digna, respetuosa de parte de quienes deben protegerlos de los abusos físicos y psicológicos. Es más bien necesario que nos preocupemos por el bienestar de las futuras generaciones. (O)

Leslie Milena Rodríguez Rosero, Tulcán, Carchi