Despenalizan el crimen y penalizan la ética. Frente al embarazo no deseado por violación, la Corte Constitucional dispuso la opción más fácil. Según legos arrogándose atribuciones, se ha puesto en vigencia el derecho a la ‘atención médica’ de interrupción del embarazo por violación. Y el presidente electo ha anticipado su respeto para consolidar una imagen de demócrata y obviar el costo de aplicar una opción socioeconómica ante un problema social.

Los progres de la izquierda desfigurada que fungen defensores de la mujer conocen las opciones sociales, pero celebran la pena de muerte al inocente, y cuando hablan de ‘atención médica’ para una condición que no es médica sino social, piden criminalizar la ética del médico formado para proteger la salud y la vida, no para eliminarla.

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El aborto es una condición patológica del embarazo por diversas causas, que es abordado y atendido con urgencia según como se presente, desde la amenaza de aborto hasta el provocado intencionalmente, donde la intervención procura la salud y la vida de la madre y el nuevo ser. No existe como erróneamente se dice el ‘aborto terapéutico’, pues este no tiene la propiedad de curar o mejorar la salud. Existe la interrupción del embarazo con consentimiento informado cuando es la única opción para la salud o vida de la madre. Es contradictorio, quienes defienden los derechos humanos y están contra la pena de muerte para el criminal, abogan por la pena de muerte para un inocente y para penalizar al médico por rechazar ser verdugo.

Un presidente no tiene que abandonar sus principios morales o religiosos ni tomar la más fácil como única opción, sino impulsar acciones sociales apropiadas ante la violencia contra la mujer, con medidas de prevención primaria como la educación, para evitar el embarazo no deseado y prevención secundaria ante hechos consumados como la protección de la víctima con atención médica, psicológica, social y legal para sancionar a los responsables. (O)

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Jorge Benigno Falcones Alcívar, médico, Guayaquil