Es típico en el ecuatoriano quejarse, renegar, criticar, señalar, lamentarse por problemas, asuntos incómodos, etc.; los que más abren la boca en el vecindario, en los grupos de compañeros, etc., son los que no se atreven a escribir ni denunciar a las autoridades y a los medios de comunicación. Siempre quieren que denuncie y mande las quejas escritas a la prensa (cartas), el más activo del grupo; el resto cómodo se cruza de brazos a esperar que le den haciendo. No quiere cooperar, se hace el que no sabe hablar ni escribir bonito, por tanto, mejor saque la cara por el grupo el compañero que es más activo y preocupado no solo por su pellejo, sino por los pellejos y beneficios de todo un barrio, un grupo social...
La persona valiente y generosa se preocupa poniendo cartas a las autoridades, a la prensa, llama y va a las dependencias públicas y privadas, por ejemplo, para conseguir que les paguen a todos una jubilación o los sueldos atrasados, que les arreglen las calles, les pongan un semáforo, la policía haga presencia en sus sectores inseguros, les atiendan en el IESS, les devuelvan los cobros abusivos en el banco, etc. Cuando el problema es resuelto por las instituciones, los primeros en gozar de los beneficios son los que nunca cooperaron ni saben agradecer. (O)
Clarisa viuda de Pin, Guayaquil