“Escobita nueva barre bien”, dice un dicho que se lo puede aplicar en toda su extensión a la Asamblea que tenemos en la actualidad, reciclada de la anterior, que terminó su periodo con un nivel bajísimo de aprobación.
Al inicio de este nuevo Gobierno y gracias al pacto oscuro de este con aquellas bancadas que siempre abogan por los delincuentes, aprobaron los proyectos de leyes enviados por el Ejecutivo. Poco a poco la Asamblea ha empezado a sacar las uñas para continuar con sus perversos planes de impunidad y de venganza. Empezaron con el juicio a la fiscal general del Estado y ahora pretenden modificar el Código Orgánico Integral Penal (COIP) de tal manera que garantice la impunidad a aquel prófugo de la justicia que todavía tiene mucho que responder al país por el entramado delictivo que, en mi opinión, construyó durante su mandato.
En lugar de reforzar las leyes del COIP para combatir a la delincuencia, las quieren poner a favor de ellos. Y pretender que las investigaciones de la Fiscalía sean desclasificadas es el colmo de los colmos. Estos asambleístas piensan que se pueden salir con la suya, como siempre lo han hecho en el pasado. Estas reformas que quieren hacer los asambleístas generan algunas preguntas, como ¿por qué no abogan para que el nombre completo del delincuente sea anunciado para que quienes lo conocen lo puedan identificar?, ¿por qué, en cambio, sí muestran los nombres de los militares, policías, fiscales o agentes de la justicia y sus rostros convirtiéndolos en blanco de los delincuentes?, ¿por qué se trata de encubrir el nombre real de lo que es? Al pan, pan, y al vino, vino. Digamos las cosas como son. La droga es droga, no “sustancia sujeta a fiscalización”. Prisionero o delincuente es eso, no “persona privada de libertad”. Lo encuentro ridículo y un encubrimiento de la realidad en favor de la criminalidad. Tapar sus rostros es otra forma de favorecer a la criminalidad, mientras que los agentes de la ley son expuestos completamente. Es como si la justicia actuara al revés de lo que la lógica o la razón dicta. Es un país bizarro, donde todo se hace al revés.
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Ojalá el presidente Daniel Noboa ponga un alto a las pretensiones de estos asambleístas y a este nuevo intento de meterle la mano a la justicia. Por otro lado, considero que se está cometiendo un gran error al retirar a los militares de las cárceles; no sería de extrañar que dentro de poco todo vuelva a ser como antes, con los delincuentes al mando de estos centros. (O)
Nelly Mercedes Lozada García, Guayaquil
