En el mundo del fraude actual –tanto tradicional como digital– es fundamental mantenernos siempre atentos. Los defraudadores operan sin descanso, esperando el instante en que bajamos la guardia.

Y esos momentos suelen aparecer en Navidad, vacaciones, verano, festivos, cierres de año o en épocas de alta carga laboral y familiar.

No seamos ingenuos ni pensemos que “a nosotros no nos va a pasar”. El fraude ocurre mucho más de lo que imaginamos, y muchos casos ni siquiera se denuncian por vergüenza o para evitar trámites legales. Sí, afecta tanto a personas como a empresas. Por eso es importante reforzar los controles en fechas sensibles, no relajarlos. Desconfíe con criterio y cuide su información.

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En estos días circula en redes una lista de presuntos hombres infieles con datos concretos, lo que los pone en alto riesgo. Esto facilita información a delincuentes que pueden aprovecharla para extorsionar o estafar. Evitemos compartir datos personales propios o de terceros. Cuidemos nuestro entorno y respetemos las leyes de protección de datos vigentes en la mayoría de países.

A continuación les doy algunas recomendaciones esenciales para reducir las posibilidades de ser víctimas de un fraude.

Primero, rotación de funciones en vacaciones: evita que una sola persona tenga control total sobre un proceso.

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Segundo, doble validación en pagos y transferencias: nada de aprobar desde el celular sin revisar.

Tercero, alertas activas: monitoreo continuo, detección de movimientos inusuales y cruces de información.

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Cuarto, capacitación del personal: phishing, correos falsos, cambios fraudulentos de cuentas bancarias, suplantaciones.

Quinto, documentación actualizada: lo que no está escrito, no existe; y lo que no existe, abre espacio a manipulaciones.

Sexto, verificación antes de aprobar o firmar: dos minutos pueden evitar un desastre.

Séptimo, duda razonable: desconfía de mensajes urgentes o regalos gratis que piden contraseñas, códigos, pagos o cambios de cuenta.

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Octavo, protección de accesos: no compartir claves, no dejar sesiones abiertas, no enviar fotos de credenciales.

Y noveno, reportar cualquier anomalía: incluso la más pequeña. Los grandes fraudes suelen comenzar con un detalle mínimo.

Todos queremos disfrutar la Navidad en familia, pero otros piensan en cómo aprovechar nuestro descuido para robar información y darle mal uso. No se trata de vivir estresados, sino de mantener los pies en la tierra. Hoy la mejor defensa contra todo fraude es la prevención y el cuidado de la información. (O)

Jorge Sanyer, especialista compliance y CPA, Guayaquil