‘Nuestro planeta, nuestra salud’ es el lema bajo el que se conmemora la creación de la OMS –Organización Mundial de la Salud (1948)–. El tema que pone de relieve la prioridad de la pandemia de COVID–19 en un planeta contaminado y la creciente incidencia en enfermedades, y en donde en los últimos 100 años han desaparecido muchas especies animales y vegetales que eran nuestro escudo natural protector frente a virus, parásitos y bacterias.

Al no existir dicho escudo protector, producto de una destrucción cruel de la naturaleza y de la contaminación ambiental provocada por el hombre, las próximas pandemias serán más frecuentes y letales que el coronavirus que puso al mundo de rodillas. Este llamado representa la oportunidad para una recuperación verde y saludable, de la pandemia, que pone la salud de las personas y del planeta en el centro de las acciones para crear sociedades centradas en el cuidado del bienestar, ya que solo un ambiente saludable garantiza una población saludable y un futuro para las próximas generaciones.

El cambio climático provocado por la humanidad nos está pasando factura a través de las pandemias zoonóticas, tal como lo advirtió un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet, un año antes de la pandemia, en el 2018, donde reportó más de 40 indicadores globales que miden el impacto climático sobre la salud, que piden parar a raya la deforestación, la emisión de gases de efecto invernadero e iniciar acciones en nuestros países, las mismas que deben ser tomadas con carácter de emergencia. En décadas recientes, los progresos en los servicios de salud, la protección del medio ambiente, el desarrollo económico y otros factores han permitido mejorar la salud de la población en ciertas regiones del planeta. (O)

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Francisco Plaza Bohórquez, doctor en Medicina, Guayaquil