El sistema legal penal de la Constitución de Montecristi y del COIP (Código Orgánico Integral Penal) ha llegado a su punto extremo de contradicción. Actualmente ya no tiene sentido acusar o perseguir los delitos que se comenten en el país, es una pérdida de tiempo, ya que después de seguir todas las instancias correspondientes y de lograr una sentencia penal condenatoria contra el autor de un delito, y cuando el reo está cumpliendo la pena, en el rato menos pensado interpondrá el recurso de habeas corpus y va a salir en libertad.

Incluso, acusar un delito de asesinato, ya no tiene sentido. Un reo con dos, tres o más sentencias de asesinato, como ocurre en un reciente caso en el cual se ha concedido el recurso de habeas corpus, al reo le otorgan la libertad. Tanto gasto, trámite y gestión penal que implica demandar la justicia penal, se reduce a cero mediante la interposición de dicho recurso. Inclusive si el reo tiene tres o más sentencias penales condenatorias, se concede la excarcelación. Resulta entonces que dicho recurso inutiliza y deja sin ningún sentido todo el procedimiento y la justicia penal. Ya no se trata simplemente de que los policías atrapan al delincuente y los jueces lo dejan en libertad. Se trata de que habiendo obtenido varias sentencias condenatorias y teniéndolas pendientes de cumplimiento una o más de estas, el reo sale por la puerta del penal a vista y disgusto de las víctimas y sus familiares. De esta manera, el procedimiento penal se ha convertido en una grave contradicción y en una actividad sin sentido. ¿Volveremos algún día a tener justicia penal? (O)

César Alfonso Vaca Sánchez, abogado, Guayaquil