Nuestros antepasados siempre utilizaron el sombrero como parte de su indumentaria al encontrarnos en una zona donde los rayos de sol caen perpendicularmente. Así lo testifican restos arqueológicos donde sobresalen varias formas y modelos de sombreros. Aprovechando las bondades que ofrece nuestro fértil suelo, donde se da la planta de paja toquilla, las abuelas peninsulares conocían el arte de tejer sombreros de manera artesanal, que lo heredaron de sus mayores. Al inicio del siglo pasado fue una fuente de labores para mujeres. Bellas postales de Santa Elena de antaño eran de sombreros secándose en las veredas. Damas y caballeros lucían finos sombreros. El 5 de diciembre de 2012 la Unesco declaró al tejido tradicional del sombrero de paja toquilla ecuatoriano Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Centenas de sombreros salían por los puertos de exportación a diferentes países de Latinoamérica. Panamá acaparaba gran parte de esa producción. Al visitar el expresidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt, Panamá, se le regaló un sombrero hecho en Ecuador, que la prensa denominó mal “Panamá hat”.

En la península de Santa Elena cerca de campos toquilleros, las tejedoras se asentaron en Manglaralto, Colonche, Julio Moreno y Chanduy. El costo actual de un sombrero de acuerdo a su punto de acabado es hasta $ 4.000. La comuna Barcelona, “capital toquillera de la provincia de Santa Elena”, es centro de acopio donde se envía preparada la paja para procesar no solo sombreros, sino carteras, lámparas, cestas, tapetes y variedad de artesanía con la fibra vegetal.

En la comuna Dos Mangas vive Herlinda González, heredera ancestral de los saberes del tejido de paja toquilla, da talleres a comuneras para que se mantenga esta tradición; se necesita apoyo de autoridades para obtener una planchadora, para el acabado del sombrero. (O)

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Evelio Patricio Reyes Tipán, técnico acuícola, Santa Elena