En los años 60 y principios de los 70, Guayaquil era una ciudad más o menos ordenada, cuadriculada, relativamente fácil de orientarse. Sin embargo, el tiempo la convirtió en una urbe desordenada, en la que nadie sabe lo que es un planeamiento urbano, un ordenamiento estructural de la vialidad.
Eficiencia global sobre eficiencia local
Alguien propuso, aprobó e hizo un puente para unir una vía con otra y la llamaron muy pomposamente “distribuidor de tráfico”. El que más se parece a algo así, el de la 25 de Julio y Perimetral, fue diseñado en Quito. Por otra parte, últimamente, el puente de la av. Juan Tanca Marengo frente al colegio Americano tiene tan poco uso que pasa “casi vacío” , como lo aseveró un programa de televisión. En mi opinión, ese puente está mal planificado.
Ahora, en la avenida del Bombero, en el ingreso a Los Ceibos, con grandes zonas habitadas, ignoran completamente su alta circulación y solo hacen puente vía a la costa y a la ciudad, dejando cuatro importantes de entrada y salida, sin solución, creando nuevos estrangulamientos de vías y enviando un flujo extraordinario al ya imposible de resolver paso por el Bim Bam Bum.
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De esta forma, y por falta de planificación y conocimientos de las autoridades, vivimos en la que debía ser una gran metrópoli, y ahora solo es una ciudad atrapada en su propio destino. (O)
Jaime Toro García, arquitecto, Guayaquil