Los graduados en los Institutos de Diplomacia y Derecho Internacional de las Universidades de Guayaquil y Central de Quito sugieren al presidente electo, Guillermo Lasso, que en su mandato designe para ministro de Relaciones Exteriores a un profesional en la materia y así abra campo a la diplomacia de escuela, y evite ingresar a no profesionales graduados en Diplomacia.
Por designar muchos gobiernos a personas no graduadas de diplomáticos para cargos del servicio exterior tenemos resultados: que el territorio ecuatoriano se vea disminuido casi a la décima parte de lo que fue cuando Francisco de Orellana descubrió el Amazonas, llegando ahora a la mínima parte con 256.000 kilómetros cuadrados, sin contar que con el ingreso al Tratado de la Convemar abandonamos las 200 millas que las obtuvimos desde 1952 con el Tratado Tripartito de Santiago. El presidente electo Lasso debe refundar el Ministerio de Relaciones Exteriores con base en las opciones que encuentre entre los diplomáticos graduados en los Institutos de Guayaquil y Quito, quienes se encuentran en la desocupación, y ordene a la Senescyt (Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación) y al CES (Consejo de Educación Superior) la autorización para crear un Instituto de Diplomacia en cada una de las universidades existentes en el país, reabriendo previamente las que fueron cerradas por Rafael Correa en su gobierno. En los colegios deben autorizar las asignaturas de Historia de Límites, Cívica; la instrucción militar obligatoria; tesis de grado podrán también tratar sobre la forma de recuperar los límites territoriales hasta llegar a los que teníamos en el año 1830 al inicio del Estado ecuatoriano. Celebrar las fiestas cívicas con desfiles. El señor Lasso ojalá no llene dichos cargos con empíricos o no profesionales en dicha materia. (O)
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Abel Franklin Molina Orellana, abogado, diplomático; Guayaquil