Doña Barbarita era una anciana originaria de la zona campestre del cantón Daule y que, una vez radicada en Guayaquil, se hizo famosa por sus típicas expresiones, como: “¡Ándate a toser a Guaranda!”. Esa era una exclamación que nos hacía recordar otras que habíamos escuchado como: “¡Ándate a la punta de un cuerno!” o “¡Andate al Cairo!”.

Un año de Aquiles Alvarez en el cabildo: gestión marcha entre reestructuraciones, obras con tropiezos y un cambio ofrecido que aún no se percibe en barrios

Todas estas expresiones se han venido utilizando para rechazar las pretensiones absurdas de las personas, que merecen el rechazo ipso facto de quien ha tenido que escucharlas. Luego de tantas ofertas electorales en la campaña, el alcalde Aquiles Alvarez que llegó como un verdadero outsider a presidir el cabildo porteño, se ha olvidado de que prometía “cambiar a Guayaquil”. No solo se ha olvidado, si no que le molesta que se lo recuerden, porque ante el evidente estado de postración en el que se debate la ciudad, el nuevo burgomaestre no ha demostrado una eficiencia adecuada para solucionar los problemas urgentes de Guayaquil.

Ausencia de alimentadores de la Metrovía

Para todos, o la mayoría de los habitantes es inevitable la sensación de abandono que nos provoca el funcionamiento caótico del Puerto Principal. Hemos visto con paciencia e incertidumbre cómo se ha procedido a romper las calles que estaban en buen estado, para repavimentar, mientras que las que lucen en verdadero mal estado, ni se las ha tomado en cuenta. Todos o la mayoría nos hemos percatado que las obras inconclusas que dejó la anterior administración siguen padeciendo por la indiferencia y ocasionan molestias a los sectores afectados. Por otra parte, nadie se explica cómo es que Guayaquil, a partir de las siete de la noche se convierte en un gran dormitorio público. Y tampoco hay que olvidar el problema del transporte masivo de pasajeros que ya no cumple la Metrovía.

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Obras en decadencia en Guayaquil

Entonces, cuando la gente le reclama, con justo derecho, al alcalde Aquiles, este se enoja diciendo que Guayaquil nunca llegará a ser Suiza y que el que quiera vivir bien que se vaya a Suiza.

¡Qué insolencia! Esta “solución” que esgrime el alcalde tiene múltiples connotaciones, como que no existe un auténtico amor por la ciudad en el corazón de quien se sienta en la Alcaldía. Seguramente él no se siente afectado por las carencias que sí sufren los demás ciudadanos, y por eso no tiene el deseo de irse a Suiza.

‘El cambio se vendrá y se verá, pero no se lo palpa ahora’: Aquiles Alvarez dice que está en un duro reto con Guayaquil a un año de su gestión

El derecho a gozar de paz, seguridad y servicios básicos no está correlacionado directamente con el pago de los impuestos que los ciudadanos sí cumplen. Está directamente relacionado con el derecho humano, con el derecho natural que derivan del hecho de ser ciudadanos de Guayaquil.

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La vía a la costa, la privilegiada en la obra pública en el primer año de la alcaldía de Aquiles Alvarez

Con todo respeto, señor alcalde, y con la invocación de la memoria que nos dejaron pro hombres como Olmedo, Vicente Ramón Roca, Luis Vernaza, Víctor Emilio Estrada y tantos otros que se sentaron ahí mismo donde usted se sienta ahora y que nunca nos mandaron a la punta de un cuerno, el que debe irse a Suiza es usted que sí puede. Los verdaderos guayaquileños nos quedamos en este Guayaquil que se levantará de la barbarie que usted no puede componer. (O)

Enrique Álvarez Jara, periodista jubilado, Guayaquil