Es complicado saber si en un mercado hay suficiente competencia. Unos pensarán que se lo logra con que haya muchos actores, pero no es tan simple. Otros dirán, en cambio, que productos y precios muy similares son una muestra de la falta de competencia, pero puede ser lo contrario: hay tanta competencia y cercanía al consumidor que se asemejan las propuestas para atraerlo. En el sistema financiero en Ecuador: ¿hay o no suficiente competencia? Simplificando: Uno, parecería que falta, porque la banca internacional tiene presencia limitada. Dos, quizás sí existe, por eso márgenes financieros y utilidades son probablemente inferiores a otros países (ojo: tema diferente es que las tasas de préstamos sean elevadas).

En general, para no juzgar los mercados desde afuera (riesgo siempre peligroso), lo sano es evaluar si existen barreras a la entrada y/o salida, porque eso ciertamente limita la competencia: ejemplo, si el Gobierno protege a los ‘malos’ dándoles apoyos para no salir o si dificulta que nuevos actores entren. Si las barreras son razonablemente bajas, los actores del mercado (no los analistas externos) deciden su entrada o salida y establecen un cierto nivel de competencia. Por eso el Foro Libertad y Prosperidad no solo ha planteado, sino que ha propuesto formalmente reformas legales para que la banca internacional pueda acceder con más normalidad al país.

Entre otras cosas, se plantea:

- Estructura concentrada de control y regulación en la Superintendencia de Bancos, quitando potestades a la Junta de Política Monetaria.

- Eliminación del control sobre tasas de interés.

- Sistema de licencias para bancos (nacionales, extranjeros y representaciones) con más apertura administrativa.

- Dos cambios tributarios: eliminación del ISD e implantación del principio de territorialidad de la renta.

- Eliminación del actual seguro de depósitos.

Hay varios temas más que limitan competencia y entrada de nuevos actores. Por ejemplo, en la época correísta, cuando el riesgo en el campo societario (laboral, tributario y más) se trasladaba directamente a los dueños. O la imposibilidad, no solo de hacer negocios en otras áreas de la economía, pero incluso en el propio ámbito financiero (seguros, valores, etcétera). O los topes ya mencionados a las tasas de interés, adicional a limitaciones regulatorias en todos los ámbitos empresariales, a tal punto que la Superintendencia es la que determina en definitiva cómo funciona la banca.

Y otro tema importante. La banca tiene colocadas en el Banco Central sus reservas, un porcentaje de nuestros depósitos para que tengamos la tranquilidad que en caso de necesidad están disponibles de forma líquida. Pero hay siempre el riesgo, como sucedió en el periodo anterior, que el BCE tome esos fondos para prestarlos al Gobierno, lo cual es grave en la macro (desestabiliza el equilibrio interno y externo, agranda la actividad estatal frente a la privada) y microeconomía (restricción crediticia, y pérdida de confianza de los depositantes al desaparecer su respaldo). ¿Solución? Que se mantenga el mínimo obligatorio de reservas, pero se lo maneje lejos de las manos del BCE (hay muchos mecanismos posibles)… ¡Más banca extranjera sería un gran paso hacia más base crediticia y menores tasas! (O)