Hay lugares donde uno se encuentra cómodo. Estos se caracterizan, entre muchas cosas, porque los conocemos y sabemos cómo funcionan: para nadie es ajena la tranquilidad de la casa propia donde todo está en su lugar, aunque haya cosas un poco desordenadas. El mar, a pesar de ser impredecible, nos gusta porque sabemos que es así de tempestuoso o tranquilo, y lo disfrutamos como tal. Una amistad es agradable ya que sabemos que nuestro amigo nos habla con la verdad, le creemos en su afán de obrar sin segunda intención.
Tristemente hemos dejado entrar en el Ecuador el desorden, la desconfianza, que no nos dejan cómodos. Recuperemos nuestra confianza, hay desorden, pero que lo podemos ordenar; hay cosas impredecibles, pero las sabremos conducir; hay mentiras, pero sabremos mostrar la verdad, entre todos los ecuatorianos. (O)
Ignacio Frixone Naranjo, universitario, Santiago de Chile