El presidente de la República ha utilizado el término miserables para nombrar a servidores públicos que atracan los fondos del erario nacional.
Según la definición de la RAE, la palabra miserable viene del latín miserabillis, digno de compasión, ruin, desdichado; sinónimo de maldad y de perversión. Los miserables son personas perversa que gustan causar daño de una manera intencional y que perjudican a los otros miembros de una sociedad. En nuestro país la naturaleza de ciertos políticos es de vileza, con un comportamiento mezquino y ruin, no de servicio a los más necesitados.
Cuando se analiza el comportamiento de nuestros políticos corruptos a través de los actos de corrupción, sobreprecios en medicamentos, alimentos etc., durante una grave crisis social, económica y política por la que está atravesando nuestro país, es censurable. La actuación premeditada y maligna pone de manifiesto la mezquindad, a través de los actos de corrupción que mueven a ciertos servidores públicos a la voracidad de una ambición desmedida por el enriquecimiento ilícito.
Esta banda de corruptos enquistados en los hospitales públicos, etc., tiene una carencia absoluta de valores; sin solidaridad por el dolor humano en esta grave crisis de la pandemia por la que atraviesa el mundo.
La sociedad en general debe de protestar por los actos de misantropía realizados por estas gavillas de políticos que perjudican a los más pobres de nuestro país. (O)
Jaime Benites Solís, doctor en Medicina, avenida Samborondón