“Cuando tenía siete años mi gato murió, pregunté: ¿qué fue lo que le pasó al gato?, murió, me dijeron, y pregunté nuevamente: ¿qué es eso de morir?, lo que le pasó al gato, me respondieron.

Desde ese día me hice la pregunta ¿qué es el vivir que muere?, y he dedicado mi vida a responderla”.

Esto contó el biólogo Humberto Maturana en una entrevista.

Sus estudios se han centrado en comprender el origen de los seres vivos, el lenguaje y la percepción, así como la matriz biológica cultural de la existencia humana.

Y si bien se conoce bastante sobre sus ideas acerca de la autopoiesis, el multiverso y las emociones, en esta entrevista que pulula por YouTube se revelan historias sobre su vida que nos ayudan a entenderlo mejor.

Vamos ahí. Cuando su madre era pequeña, en medio de una revuelta en la ciudad de La Paz, fue rescatada por la mujer que la cuidaba y llevada a una comunidad aymara en el altiplano, donde estuvo desaparecida por un par de años, tiempo que vivió formándose como niña indígena.

Cuando ella ya tenía 85 años, Humberto le preguntó qué era lo más importante que había aprendido como niña aymara, ella lo pensó y respondió: a colaborar y compartir.

Hoy, Maturana definiría eso como la disposición a estar ahí presente, participando de las cosas que se hacen.

Por otro lado, en su infancia, Humberto, como muchos niños de origen sencillo, tenía que hacerse sus propios juguetes, hoy reconoce que eso fue maravilloso porque le enseñó a observar cómo estaban hechas las cosas. Eso después lo trasladó a sus experimentos biológicos y lo llevó a descubrir comportamientos de neuronas que desencadenarían en sus más importantes aportes.

Reflexionando sobre la infancia, afirma que hay dos preguntas fundamentales en la historia de los niños, una que nace de ellos: ¿Cómo se hace? Y otra que viene de la madre: ¿Te das cuenta de dónde estás parado? Esta última es fundamental, dice, porque orienta la atención al momento, a lo que hace.

El fenómeno de la reflexión y la consciencia está en eso. En el darse cuenta.

La reflexión es el acto de detenerse y mirar dónde se está, la consciencia ocurre en el darse cuenta de dónde se está.

Estos pequeños fragmentos de la entrevista dejan ver elementos interesantes que podrían contrastar con lo que vivimos hoy, por ejemplo, cada vez estamos más “ausentes” de los momentos y lugares, porque los smartphones nos hacen estar con otros o en otras cosas que no son las que suceden ahí. También pasa que cada vez nos hacemos menos preguntas, porque el mundo se esmera en ofrecernos respuestas rápidas y al alcance de la mano.

A eso se suman escuelas que se empeñan en enseñarnos a responder correctamente y no a preguntar, y juguetes como los Lego que ya vienen con instrucciones de armado.

Si hoy a un niño Maturana se le muriera el gato, tal vez no tendría tiempo para preguntar, postearía una foto con un emoji carita triste y esperaría por los likes, mientras juega Minecraft. (O)