El tema de la calidad de la educación resurgió en estos días a propósito de la presentación de los resultados de la prueba PISA, programa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que evalúa cada tres años el nivel de habilidades necesarias que han adquirido los estudiantes en ciencias, lectura y matemáticas. Estos resultados fueron considerados por la directora de la OCDE como “extremadamente preocupantes”, pues dijo que sin las competencias básicas, muchos niños y jóvenes van a quedar al margen de la economía global.

Pero el tema también es social. El capital humano es lo más valioso que puede tener un país. Formar ciudadanos que comprendan lo que leen, que sean capaces de generar producción científica e intelectual permitirá el desarrollo social y económico del país, por lo tanto invertir en mejorar la calidad de la educación no solo es un asunto que le atañe a los gobernantes, debe ser también una preocupación de los sectores productivos y de la ciudadanía en general. Cuestionémonos si los programas curriculares actuales y los métodos de enseñanza son compatibles con los requerimientos de los cambios que afrontamos. (O)