Desde el siglo XVII los pensadores comenzaron a plantear  opciones ideológicas ante los fenómenos sociales formulando nuevas relaciones de producción, pues de la etapa feudal a la conocida como capitalismo derivado de la transformación industrial, se han sucedido acontecimientos  como la Revolución francesa que eliminó el absolutismo, los procesos de independencia del continente americano, la sublevación de la comuna de París de 1848, los movimientos sociales posteriores que trajeron la Revolución de Octubre  en Rusia y su contrapartida, el fascismo italiano con el nazismo alemán que tanto dolor ocasionaron a la humanidad. 

Hemos vivido nuevamente la rebeldía de los pueblos originarios, cuyo dolor de siglos se ha desahogado en forma agresiva como está sucediendo en Chile, donde el desarrollismo económico ha traído beneficios a ciertos estamentos pero las mayorías cargan las desventajas, manifestándose multitudinariamente en las calles, igualmente con una alta dosis de agresividad, obligando al Gobierno a revisar las condiciones vigentes. 

Debemos reflexionar que los extremos siempre son nocivos, tanto el totalitarismo de izquierda que produjo sufrimientos donde imperó, y en los países que aún persiste, como la extrema derecha del nazifascismo cuyos crímenes no tienen paralelos en la historia.

Nuestros pueblos y toda la humanidad deben encontrar fórmulas de producción y desarrollo, promoviendo la inversión interna y externa, sea pública o privada, protegiendo la propiedad y el emprendimiento sin que esto signifique privilegiar lo económico sobre el capital humano, que es el más importante como objeto y fin de toda sociedad justa y solidaria dentro del marco democrático; como impulsan las ideologías sociales contemporáneas y en los países con mayor evolución humana. 

Pero los pueblos no olvidan a quienes  han ocasionado perjuicio, presentándose ahora como los heraldos de las soluciones sociales y económicas, al promover revanchismos porque sus intereses personales o de grupo fueron afectados.(O)

Jorge Chambers Hidalgo,

abogado, avenida Samborondón