¿Por qué está la delincuencia imparable? Para contestarla habrá que recordar que la Asamblea Constituyente liberó a más de 4.000 presos sin sentencia, sin ningún inventario de todas las modalidades de delincuencia; luego el gobierno de la década corrupta abrió las fronteras para que vengan empresarios e inversionistas de otros países, pero lo que consiguió fue que nos invadan mafias internacionales. Luego el Ministerio de Salud elaboró una tabla de consumo de estupefacientes, la cual ahora es difícil derogarla. Para rematar hubo un intendente de Policía que perdió el sello de la entidad y por esta causa salieron en libertad algunas decenas de presos, esto fue público.
Hoy en día no se sabe qué hacen las autoridades con las toneladas de drogas incautadas; antes se invitaba a los medios de comunicación para que sean testigos de su destrucción en los hornos de La Cemento Nacional. Hay que hacer depuración en filas policiales que estén contaminadas por el tráfico y consumo de drogas. Una cosa es actuar frente a las cámaras de televisión tumbando puertas en busca de drogas, y otra es conversar amigablemente con traficantes y consumidores. Sobre esto, el 2 de julio del presente año EL UNIVERSO publicó ‘Los derechos del ladrón…’, del columnista Iván Sandoval, que habla del accionar de la Policía y el mismo Diario del 9 de julio publicó ‘Lo logramos…’, de Hernán Pérez, en el que analiza cómo el correato creó un sistema judicial penal que sigue a su servicio. Hace 60 años la Policía combatía la delincuencia, era prohibido que los mozalbetes hagan algazaras en los barrios, pues los apresaba en el Cuartel Modelo. Hubo un intendente que con pistola en mano acompañado de policías se metía en los fumaderos y apresaba, logrando bajar la delincuencia. ¿Para qué sirven los ojos de águila o el ECU911?, ¿será para solo mirar los hechos delictivos o para actuar inmediatamente con los patrulleros?(O)
Cristóbal Colón Gualancañay Mora,
ingeniero civil, Guayaquil









