Escuché por radio una entrevista a un doctor, un experto en “dejar de fumar”. 

Muchas personas pasamos de la etapa del “hábito” a la etapa de la adicción a la nicotina. Según la cantidad de cigarrillos fumados al día y el organismo del fumador, el doctor explicaba que podría haber dos tipos de daño al cuerpo. El primero y más común es a las fosas nasales, garganta, laringe, faringe, esófago y  pulmones. El otro es que incluso daña el estómago, hígado y otros órganos vitales. ¿Qué hacer sobre esta realidad mundial que mata a 7.000 personas al día? El médico indicaba que esta es una tarea de todos: padres, maestros, médicos, psicólogos, niño, joven, adulto. Escuché que la tendencia actual es que el niño empiece a fumar a los 8 años con el peligro que caiga en las drogas. Nos informaba que el humo del cigarrillo llega en 5 segundos al cerebro y el efecto de la cocaína llega al cerebro en 8 segundos. Consideraba que el cigarrillo es más nocivo para el cerebro y es más difícil dejar el hábito o la adicción del fumador, que el del consumidor de drogas. Le preguntó la entrevistadora ¿qué hacer para combatir el hábito mortal? Indicó que la labor empieza en los barrios y hogares, con la participación de los padres y los niños para instruirlos. 

A los 7 años un primo prendió un cigarrillo y por curiosidad le pedí una “pitada”, me pareció malísimo. Mis hermanos iban a la terraza y fumaban, uno que otro cigarrillo. Llegaba mi madre del trabajo y yo los denunciaba. En el colegio un compañero me preguntó si sabía fumar, le indiqué que no. Me dijo, ¿qué, no eres hombre?”, le dije, sí, y me dijo, “entonces aprende a fumar y me enseñó”. En el colegio al regresar a la casa en bus,  fumaba y me mareaba. La facilidad para adquirir en cada esquina, la moda de fumar y exhibir un buen encendedor en la calle, el bus, el cine, donde era permitido fumar; el hecho de sentirnos “más hombres”. Cumplí más años. Tomé la decisión, boté los cigarrillos y dejé el hábito por algunos meses. En un momento de estrés fumé un cigarrillo y volví a fumar 10 al día. Hoy he bajado a 5 al día. He tenido amigos que  murieron por ser  fumadores.(O)

Sucre Calderón Calderón,

abogado, avenida Samborondón