Las infecciones respiratorias agudas, denominadas IRA, son las responsables de la tasa de prevalencia más alta –afecta al 20% de la población en el mundo– y se las considera un problema de salud Pública. Reporta el Banco Mundial que la tasa de mortalidad en el Ecuador es del 5,12 por 1.000 habitantes. En los niños menores de 5 años el 95% son de origen viral, predominando la influenza A y B y el virus sincitial respiratorio (VSR), rhinovirus, parainfluenza, adenovirus, pero también puede ser de origen bacteriano, siendo las más frecuentes el S. pneumoniae, Haemophilus influenzae tipo B (Hib), S. aureus, K. pneumoniae, etcétera.

Se presenta con tos seca, rinorrea, exudado purulento en faringe, fiebre, otalgia, otorrea, disfonía y odinofagia. Cuando ocurre con hipotermia en menores de 2 meses: quejido respiratorio, dificultad respiratoria, rechazo a los líquidos y alimentos, respiración acelerada, tiraje, insomnio, cianosis peribucal, fiebre por más de tres días, el infante debe ser trasladado de emergencia al hospital más cercano para su tratamiento. La complicación del IRA más frecuente es la neumonía. En Ecuador, el Ministerio de Salud Pública informa que hasta el año 2018 la influenza estacional es del tipo A H1N1 y H3N2 y el tipo B. El 90% de la población presenta síntomas leves, este tipo de virus circula de noviembre hasta abril y en las provincias del sur sucede de mayo a septiembre; como medida de protección se sugiere el lavado permanente de las manos y cubrirse la boca y nariz con la parte interna del codo al toser o estornudar, no automedicarse ni acudir a espectáculos públicos. Recomendar a todas las instituciones públicas y privadas el uso de gel antibacterial en los baños y oficinas para desinfección de las manos. Si se presenta fiebre de más de 38 grados C, tos y dolor de garganta intenso y dificultad al respirar, acudir al centro de salud más cercano.

Entre los factores de riesgo del IRA están el nivel socioeconómico, la escolaridad de los padres, las condiciones de la vivienda –niños que duermen en una habitación donde hay más de tres personas se encuentran predispuestos–, el hacinamiento, la contaminación ambiental y el hábito de fumar de los convivientes, personal que trabaja en el área de la salud, estudiantes de Medicina, áreas de abastos de alimentos, áreas de espectáculos, oficinas públicas y privadas de mayor concurrencia, escuelas, universidades. Por este motivo, se debe concienciar en la población el uso de mascarillas, mantener la vivienda ventilada y limpia, evitar el saludo de manos o de besos, no frotarse la cara ni los ojos, tomar abundantes líquidos y no acudir al colegio o trabajo si está enfermo con síntomas respiratorios agudos.

Los medios de información deben realizar pautajes impresos, digitales, radiales y televisivos sobre educación e higiene sanitaria para la prevención de este tipo de infestación, cuya propagación incide en la morbimortalidad en niños y adultos mayores, que son los más vulnerables a este tipo de enfermedad.

“Aunque mantener la salud requiere esfuerzo y dedicación, si nos enfermamos nos arrepentiremos de no haberlo prevenido”, Edward Stanley. (O)