Las reformas que piensan seguir haciendo a la Ley de Comunicación deben ver que ya no se prohíba a los medios de comunicación tapar las caras de los delincuentes con un parche negro y hacer borrosas sus fotos y filmaciones. Dejen que los medios puedan trabajar como siempre y no multarlos, como cuando podían sacar sin problemas los nombres, las fotografías y los videos bien claros de los “más buscados”, los violadores, los delincuentes contumaces, los narcotraficantes, los criminales, los que se roban niños, los ladrones, los estafadores, los que son tratantes de blancas, etcétera; para que el pueblo los conozca, dé aviso a la policía.
Dejen también más libertad a las opiniones y críticas constructivas. Los periódicos y las revistas podían hacer críticas de cines, películas, programas de radio y televisión, de cantantes...; ayudaban a las familias a tener control de los contenidos y horarios de lo que sus hijos podían ver; ayudaban a no gastar tiempo y dinero en espectáculos (shows, circos, festivales, películas...), al público le informaban primero si eran de cultura o vulgaridades; ayudaban a promotores de espectáculos, productores de obras, a mejorar la calidad.(O)
Enriqueta Arévalo,
avenida Samborondón