El 6 de agosto de 2018 se cumplen 143 años del cobarde magnicidio de uno de los más importantes e ilustres presidentes que ha tenido el Ecuador, el Doctor Gabriel García Moreno , honra y gloria para el Ecuador, y para su patria chica Guayaquil.

A continuación cito el reportaje del magnicidio cometido en Quito el 6 de agosto de 1875 y publicado en París en español por el periódico "El Correo de Ultramar" Parte literaria ilustrada 1875 – Tomo XLM Editores Propietarios : X. de Lassalle y Melan, año 34 – Nº 1.189 (Por P.T.A.).

"El Doctor Gabriel García Moreno Presidente de la República del Ecuador y General en Jefe de sus Ejércitos.

"Al presentar hoy el retrato del señor doctor don Gabriel García Moreno, presidente de la República del Ecuador, no es con la intención de ocuparnos de su política durante las diversas épocas que ha regido los destinos de su patria, pues sería para nosotros una tarea demasiado larga, y nuestra imparcial veracidad no nos permitiría disimular ni aun las más leves faltas que las instigaciones de hombres de mal corazón por satisfacer mezquinas venganzas, hacen más resbaladiza la pendiente en que se colocara el hombre de Estado. Por otra parte, la naturaleza de este escrito no nos deja sino consignar en pocas líneas los tristísimos sucesos que vamos a referir.

"No solo las repúblicas del gran continente americano, sino la misma Europa se habrá sentido impresionada por el sangriento drama que el 6 de agosto del presente año, ha tenido por teatro a Quito, capital del Ecuador y antigua ciudad de los Shyris.

"Aún no habían sonado las dos de la tarde de tan nefasto día, cuando tres malhechores muy por la mañana acechaban al presidente señor García Moreno, consumaban en la persona de este el más cruel y cobarde asesinato que registrar pueden los anales de la historia americana.

"El presidente que salió de su casa para asistir a su despacho, entró primero en la iglesia para adorar al Santísimo, que estaba expuesto. Allí fue interrumpido, según se ha dicho, por un recado, que le llamaban con urgencia, y dirigiéndose entonces al despacho de estos, y cuando había subido ya las gradas que conducen al portal y zaguán del palacio, encontró a sus asesinos, quienes después de saludarle y dejarlo adelantar, el primero de ellos, llamado Faustino Rayo, granadino de nacimiento y de oficio talabartero, le descargó por detrás un machetazo en la cabeza, haciéndole fuego a la vez con sus pistolas los demás de la pandilla. Parece que el señor García, después de recibir los primeros golpes mortales, hizo amagos de sacar alguna arma para defenderse; pero Rayo, que le acometiera desde el principio con la ira de un tigre (parece que estaba bajo los efectos del alcohol) que ha elegido su presa, repite los machetazos sobre su víctima con un furor satánico, destrozándole con la muy afilada arma, las manos,, los brazos, las orejas y el pescuezo, obligando con tan violentos y repetidos golpes a que el cuerpo exánime de tan ilustre mártir descendiera del muro, y de una altura de tres varas, sobre el enlosado de la plaza de la Catedral, a donde le persigue la rabia canina de Rayo, que no habiéndose saciado, baja con presteza del atrio y vuelve a repetir los machetazos sobre el cadáver ensangrentado del malogrado presidente. El edecán que le acompañaba, no pudiéndole defender, da el grito de alarma, pidiendo auxilio al primer cuartel situado a la vuelta de la calle y a pocos pasos del lugar de la catástrofe.

"El asesino Rayo, que quiso en esos momentos emprender la fuga siguiendo a sus cómplices que con anticipación habían huido, fue alcanzado por unos soldados que acudían a las voces de ¡Asesinan al presidente!” Voces que por lo pronto introdujeron el pánico en el pueblo: cerráronse las puertas de las casas y tiendas, creyéndose había estallado una revolución, y este fatal incidente protege la fuga de los compañeros de Rayo. Pasada la primera impresión, y cuando corre por cierta la muerte del presidente, toda la población está en la plaza y calles inmediatas para ver a la ilustre víctima y prestar auxilio y protección si aún era tiempo.

"El gentío era inmenso: grupo de soldados y de gente de todas las clases y condiciones atraviesan la ciudad.

"La indignación está pintada en todos los semblantes, y queriendo todos tomar parte en la venganza, se lanzaron furiosos sobre el pelotón que había apresado a uno de los criminales; pero ya era tarde. Un soldado (el negro Manuel López) de las diversas partidas que recorrían las calles en busca de los malvados del complot, no pudiendo asirse del cuerpo del asesino, dice: “Si han de perdonar a ese bribón, muera el asesino de nuestro padre”. Y descargó su rifle en la cabeza de Rayo, derramándole los sesos sobre la cara.

"El cadáver de este desgraciado es objeto de manipulaciones y de hechos repugnantes que no podemos referir sin profunda pena: uno llega y descarga los tiros de su revólver sobre ese cuerpo ya sin vida, otros le insultan, le arrastran… Pero ¿quién podrá evitar jamás estos actos, por odiosos y bárbaros que sean, cuando la indignación de un pueblo llega a tomar el carácter de una especie de delirio, viendo a la vez el crimen horrendo que acaba de perpetrarse a su presencia. Terribles momentos son estos, sí, terribles, y en que el furor de las masas solo puede calmar cuando ellas han creído haberse hecho justicia.

"Mientras esto sucede, el cuerpo del presidente es conducido a la Catedral, en donde le asisten los médicos durante la hora que hizo demostraciones de vitalidad.”. (Según testigos presenciales García Moreno decía frecuentemente con sus labios “Dios no muere”).

"Tal ha sido el fin trágico que ha tenido uno de los hombres Estado que más figura han hecho en Sur América.

"Dotado el señor García de un talento admirable y de profundos y variados conocimientos, su política fue siempre la del progreso y civilización. Hombre de orden, de sentimientos muy religiosos, y celoso defensor de las instituciones patrias, destruyó con mano fuerte el monstruo de la anarquía e hizo callar la demagogia, desde su inauguración cimentando la paz y tranquilidad de que hoy disfrutan los pueblos del Ecuador. Su ardiente deseo de mejorar la suerte de su país engrandeciéndole y haciéndole figurar en el rol de las repúblicas más adelantadas de América, se demuestra en los admirables trabajos en que solo un genio emprendedor pudo llevar a cabo durante el último período de su administración : en las vías de comunicación que cruzando en todas direcciones , los encumbrados Andes hacen al viajero un delicioso paseo; en los muchos edificios públicos que ha dejado, entre los cuales se cuentan como los más suntuosos que existen en la costa del Pacífico, según la opinión de extranjeros inteligentes, un colegio de señoritas en Guayaquil, y en Quito un Observatorio Astronómico y una penitenciaria ; en las innumerables escuelas de enseñanza gratuita a las que asisten diariamente 32.000 alumnos; en el ferrocarril de Yaguachi y en la magnífica carretera a Quito, cuya obra solo sería suficiente para inmortalizar su memoria.

"Notorias son las contradicción en que tuvo que sufrir el señor García cuando discurría emprender tan colosal empresa; entonces se atribuía a locura su proyecto y se llevaba a mal los ingentes gastos que se hacían en obras que creía irrealizables todos aquellos espíritus apocados que no podían comprender la grandeza de alma y el poder mágico de su genio; pero tan luego como vieron coronada la obra con la conclusión de los trabajos de la afamada carretera, lisonjeábanle sus amigos, asegurándole que merecía una estatua de oro , por los inmensos beneficios que reportaba la nación con tal señalado servicio. “Yo no quiero, decía el modesto magistrado, estatuas ni de oro ni de palo, y solo desearía que mis conciudadanos, pusieran al principio y fin de tan hermoso camino, una inscripción que dijera: “Esta carretera la hizo construir un loco”.

"Frases muy significativas son estas; y con las que enrostrarla, a los que así le trataron, su inexperiencia y la vulgaridad de sus inteligencias, que no les permitía conocer la fuerza se voluntad y la abnegación de que debe revertirse el mandatario cuando se trata de hacer el bien público.

"Muchos y muy positivos son los servicios que el señor García ha hecho a la patria, para que sus hijos puedan olvidarse.

"Su memoria se mantendrá siempre fresca en el corazón de sus compatriotas, que cada día le admiran y le admiraran en las grandes e indestructibles obras que ha llevado a cabo". ( Por P.T.A.)

Otro periodista francés Luis Veuillot, al hablar de Rayo dice: “(Gabriel García Moreno)… rodeado de la estimación, del amor y adhesión general; acababan de reelegirlo por tercera vez unánimemente: era llegado el momento del puñal.

"Fue muerto en la calle por un hombre de nada, a quien había acogido y servido y despedido después como indigno e incapaz, hombre tal cual los sectarios, encuentran ordinariamente para estos casos. Este hombre lo hirió por detrás con bestial furor, encarnizándose como loco o como animal feroz con su noble víctima; huyó después y fue sacrificado por el pueblo y arrastrado por las calles”.

* Miembro de la Academia Nacional de Historia.