Las pretensiones de un transgresor no son un derecho, son ínfulas para ocultar sus transgresiones, y cuando se refiere a un ilícito, quiere decir algo que no es moral ni legalmente aceptable.

Cuando un abogado transita con la moral, es necesario que la o las partes involucradas en el proceso expongan bien el ámbito de las acciones que dieron lugar a la acusación, así los daños de diferentes índoles ocasionados por el acusado, directamente o por intermedio de sus funcionarios, no lo desligan de la respuesta jurídica y legal por los atropellos cometidos. Es el momento de que se conozca internacionalmente el resumen de los perjuicios causados a quienes dice defender la Constitución del Ecuador: primero, la niñez ecuatoriana, por la existencia de proliferación del narcotráfico y narcoterrorismo que están transparentados en los gobiernos de Ecuador y Colombia; segundo, los ciudadanos de la tercera edad, por la desfinanciación de sus pensiones jubilares; tercero, la desinstitucionalidad ocasionada al decretar inconstitucionalmente que el derecho a la comunicación es un servicio público, para bajo ese precepto perseguir a sus detractores opuestos a su ideología comunista. Con lo expuesto hasta aquí es fácil deducir que no se trata de las pretensiones del exdictador del ático, sino de un chanchullo que persigue la impunidad a sus festines de corrupción y autoritarismo.(O)

Salvador Loffredo Autheman, ingeniero civil, avenida Samborondón