La vida es un bumerán o efecto boomerang, lo escuché desde pequeña. ¿En qué consiste? En que todo lo bueno o lo malo que el ser humano hace en vida se le revierten en el doble o en el triple aquí mismo. Por eso siempre recuerdo el consejo que recibía: “Procura siempre hacer el bien, nunca hagas mal a nadie”.
Estuve en una charla de motivación, el tema fue “Dejar huella” y la expositora nos instaba a que esta sea positiva, siempre pensando que ello nos favorecerá a nosotros y a los que están cerca llámense familiares o amigos. Nos decía que en la vida podemos equivocarnos, pero siempre se puede rectificar, que no miremos atrás, siempre adelante, con fe, optimismo y confianza en nosotros. ¿Qué sucede cuando las huellas son negativas?, ¿cuando en vez de haber sumado o multiplicado nos hemos dedicado a restar y a dividir? Tarde o temprano tendremos que pagar nuestros errores o culpas porque el que la hace la paga, lamentablemente. Por eso quien hace el bien sin mirar a quién verá la recompensa no solo en él, sino en su familia. Pero no hay que hacer el bien no solo para recibir más tarde una recompensa, sino para sentirnos bien con nosotros mismos, fuimos creados para ser felices aunque tengamos que enfrentar las dificultades con fe, con inteligencia y pensando que todo servirá para nuestra formación y santificación. Lamentable es ver a muchas personas que han pasado los años sin estar atentas a lo que hacen, dicen o piensan y que cuando caen en desgracia no entienden por qué les sucede aquello, muchas veces se reniegan de su suerte, blasfeman, se quejan, le echan la culpa a Dios que les ha mandado castigos, y no quieren aceptar que lo que les está pasando es el producto de sus acciones u omisiones. Hay el caso de personas que nunca aceptan que han obrado mal, que creen que son perfectas o infalibles, llegan a decir que no han hecho nada malo aunque la realidad sea diferente; es que miran pero no ven, porque están cegados por su vanidad u orgullo. El caminar por la vida es una enseñanza, nunca se termina de hacerlo, hagamos el mejor de los esfuerzos por seguir el camino del bien, así la vida será más llevadera y no habrá arrepentimiento.(O)
A. Elvira G. Morla Larrea, abogada, Guayaquil